Estados Unidos.- Los camarones ya no son solo comida.
De hecho, gracias a las investigaciones en la Universidad de Harvard en Estados Unidos, los pequeños crustáceos podrían ser el nuevo avance en plásticos.
Los investigadores del Instituto Wyss para la Ingeniería Inspirada en
la Biología de la Universidad de Harvard hicieron experimentos con
quitosano —el material de los caparazones de los camarones— y un
compuesto de la seda al que se conoce como fibroína y los unieron a
nivel microscópico. El resultado fue un material al que llaman shrilk (combinación de shrimp —camarón— y silk, seda): una sustancia que es notablemente maleable e increíblemente resistente.
"De hecho se siente como el caparazón de un bicho enorme o como una
cutícula", dice Don Ingber, director del Instituto Wyss. "Puede ser muy
fuerte en términos de resistencia a la tensión. Si los mojas se hacen
más flexibles", agrega. "Podemos obtener una variedad de propiedades de
los plásticos al cambiar la forma en la que los fabricamos".
Aunque la palabra plástico se aplica a cualquier sólido
moldeable, se asocia con materiales hechos con petroquímicos, lo que es
una bendición y una maldición al mismo tiempo. Los plásticos se hacen en
tal cantidad que son baratos y versátiles, aunque la mayoría no es
biodegradable.
De hecho, el tristemente célebre vórtice de basura del Pacífico —una vasta zona de basura suspendida en el océano Pacífico—
se compone principalmente de desechos de plástico y ha provocado la
muerte de peces, vida silvestre y ha desatado el caos en los ecosistemas
locales.
Por otro lado, el shrilk es totalmente biodegradable, dice Ingber, algo necesario para que el producto tenga éxito.
"En medio del Atlántico y del Pacífico flotan continentes de plástico
en los que los peces se enredan y mueren. No podemos seguir así", dice.
"Creo que muchas personas buscan sustitutos para los plásticos que
puedan tener las propiedades del plástico pero que sean totalmente
biodegradables. Esto tal vez no resuelva todos los problemas, pero
sentimos que es un primer paso".
El reto actual para el shrilk es que su producción sea
eficiente en cuanto a costos. De acuerdo con Ingber, hay muchas materias
primas —la industria de los mariscos siempre produce muchos desechos de
camarón y "a veces tienen que pagar para que se los lleven"— pero aún
hay mucho camino por recorrer.
"Tenemos que trabajar con los fabricantes reales que conocen los
desafíos en cuanto a diseño, durabilidad y costo", dice Ingber. "Los
materiales existen, el proceso de manufactura existe, en realidad solo
se requiere integrarlos a la línea de producción".
Los investigadores dicen que hay mucho espacio para crecer, literalmente: el material del que se compone en shrilk es un fertilizante excelente.
"Son tan ricos en nutrientes que puedes poner semillas en el material triturado y crecerá una planta", dice Ingber.
Tal vez ocurra lo mismo con una parte nueva de la industria del plástico.
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