Australia.- Un equipo de científicos usa bolsas de plásticos, componentes de
computadoras viejas o equipamiento de laboratorio para aprovechar su
composición basada en el petróleo, reciclarlas y obtener combustible
líquido.
A diferencia de otros intentos de llevar a cabo esta
transformación de un modo factible a nivel comercial, en esta ocasión se
podrían haber superado problemas técnicos que impedían lograrlo no sólo
en el laboratorio, sino también a gran escala.
Las conclusiones del estudio, publicadas en la revista Fuel Processing Technology,
revelan resultados satisfactorios a partir de la conocida técnica de la
pirólisis -degradación térmica en atmósferas sin oxígeno-, para lograr
una degradación química del plástico a partir de la que se crea
combustible líquido similar al gasoil.
Un uso práctico
En esta ocasión, ese combustible obtenido se ha dividido en
diferentes productos derivados del petróleo para facilitar su uso
práctico. Según explica Brajendra Kumar Sharma, director del estudio, la
mezcla de dos tipos distintos destilados equivale al diésel puro.
Se trata, en resumen, de conseguir combustibles a imagen y
semejanza de los que se vienen utilizando actualmente para así darles
salida directa al mercado, pudiendo incluso mezclarse con los
convencionales. Pero, todavía están trabajando en esto.
En efecto, aunque los resultados son fantásticos y el camino a
seguir está muy claro, todavía se ha de perfeccionar la eficiencia del
proceso para que los precios sean competitivos.
Resultados hasta ahora
Por lo pronto, se obtienen 700 gramos de combustible líquido por
cada kilogramo de plástico, una relación que hay que ajustar en función
del costo del proceso, pues en lo que respecta a la limpieza ambiental
ya se han conseguido los resultados esperados.
Los investigadores fueron capaces de combinar hasta un 30 por
ciento de su gasolina derivada del plástico en el diésel normal, “y no
se encontraron problemas de compatibilidad con el biodiésel”, apuntó
Kumar Sharma.
Aun así, usar y tirar menos bolsas de plástico sigue siendo la opción más sostenible.
El proceso. Los químicos Achyut Kamar Panda y Raghubansh Kumar
Singh desarrollaron una tecnología comercial viable para la
transformación de LDPE (polietileno de baja densidad) utilizado en la
fabricación de las bolsas y botellas de plástico en combustible.
Calientan la basura plástica entre los 400°C y 500°C utilizando
caolín como catalizador. En este proceso las largas cadenas del polímero
plástico se rompen en una fase conocida como descomposición
termocatalítica y se forman grandes cantidades de moléculas ricas en
carbono.
Usando la técnica analítica de cromatografía de gases, junto con
el espectrómetro de masas, los expertos se dieron cuenta de que el
resultado era fuel líquido, principalmente parafina y olefina de 10 y 16
átomos de carbono, muy similar al fuel convencional.
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